...con amor

y aprendí a amar la textura de mi piel y me reconcilié con mis propios aromas y sabores en tu boca.
descubrí que perder el aliento no era morir un poco, sino vivir intensamente.
reconocí en la total firmeza la más fragil de las ternuras.
encontré mi boca en tu espalda, la tuya en mi ombligo y no pude distinguir donde terminabas tú y empezaba yo.
obsesionada por dibujarte una sonrisa, envanecida de oirte suspirar, ansiosa por dormir en tu pecho.
tuya, como tus más íntimos pensamientos.
mío, como el beso que cerró tus ojos.